Mi vida está llena de momentos buenos, junto con dos o tres que quisiera olvidar…
Pero, en general son tantos momentos buenos que sólo puedo nombrar tres de memoria:
Desde pequeño siempre he disfrutado hacer dos cosas
Crear historias que hagan reír y pensar y presentarle a Dios a otros.
Y cuando logré mezclar ambas…fue espectacular. De hecho, cada cosa que he aprendido a hacer han aportado a estos dos deseos.
Obviamente, cuando uno está creciendo, básicamente esto es lo que uno hace en su diario vivir…así que es cool. Estoy viviendo mi sueño. El problema es cuando uno crece que tienes que escoger una carrera universitaria y la vida comienza a enseñar su horrible cara.
Yo quería estudiar arte gráfica y comunicaciones para contar mis historias. Mis padres querían que estudiara ingeniería porque tenía buenas notas y podía tener una profesión bien respetada.
Así que yo me armé de valor y miré a mis padres a los ojos y les dije…
Y lo hice….
Me gradue de ingeniería. Y la verdad que no fue una pérdida de tiempo porque aprendí muchas herramientas que me han ayudado mucho en la vida…
Pero no fue hasta que comencé a trabajar que comencé a darme cuenta que lo que estaba haciendo no era para mí.
No podía concebir como algo que entendía que era el llamado para mi vida y en lo que realmente era bueno…estaba renegado a ser un simple hobby mientras que estaba haciendo algo que me aburría y ni siquiera era tan bueno en ello. ¿Por qué? Porque supuestamente lo que lo que me llena de vida y propósito en la vida es un simple hobby que no deja nada; pero un trabajo que no tiene nada que ver con tu pasión y donde tu única función es hacer rico a alguien…eso sí es una decisión segura.
Y el problema no era que no quería trabajar. Yo estaba agradecido de mi trabajo. Lo que pasa es que no aportaba en nada al llamado de mi vida.
Es como si estuviese viviendo una doble vida. A las 8am, mi cerebro se desconectaba y a las 5pm volvía de nuevo.
Hasta que un día abrí mi corazón a Dios y le dije…
¿Qué? ¿Tú nunca has orado así? Religioso.
Yo sí. Abrí mi corazón a Dios. ¿Para qué voy a perder mi tiempo siendo el más saturrón si Él conoce mi corazón? Y como de la abundancia del corazón habla la boca…solté toda mi frustración en el único lugar donde mi deseahogo podría ser productivo…LA PRESENCIA DE DIOS.
Y me contestó la oración…me despidieron!!
¿Y sabes qué fue lo interesante?
ME SENTÍ FELIZ!
Claro, después estaba bien asustado…
Pero lo bonito del asunto fue que esos primeros meses, mientras estaba estabilizándome, lo que me sostuvo y me ayudó a pagar mis facturas…¿Sabes qué fue? El supuesto HOBBY. Porque más que un hobby…era un llamado que fue hecho con dones, con talentos y con una pasión inquebrantable por servir a otros brindando alegría y esperanza.
Ahora, estoy comenzando a vivir mis sueños de vivir una vida donde mi llamado no está en una esquinita, sino que poco a poco es parte integral de mi vida y no sólo se sostiene a sí mismo; también aporta para sostenerme a mí.
Mi historia apenas está comenzando. Pero quizás veas parte de lo tu historia (o lo que quieres que sea tu historia) en la mía.
Pues mira…para mí es muy importante hacer todo lo que pueda para ayudarte a vivir tu llamado de la manera en que lo sueñas.
Es bien probable que hayas tomado miles de talleres y seminarios sobre como ser un buen líder a base de los principios del reino y talleres donde aprendes a trabajar mejor tus dones. ¿Pero, dónde está el taller donde te enseñan a hacer de ese ministerio, uno auto sostenible que te permita hacer lo que amas sin vaciar la cuenta de banco (y la paciencia) de tu familia? ¿Cómo vas a alcanzar más personas más allá de las 4 paredes de la iglesia y hasta bendecir a otros mientras duermes?